jueves, octubre 31, 2013

Don Camilo

Creo, salvo mejor opínión, que ya es tiempo de que quede aquí Camilo Saint-Saëns, ejecutado por nuestro ya conocido, el cellista inglés Steven Isserlis.



La muestra tiene estos ingredientes:

Concierto para cello y orquesta Nº 1 en la menor, Op. 33
Concierto para cello y orquesta Nº 2, en re menor Op. 119 (18:44)
La Muse et le Poète, Op. 132 (36:59)
Suite para cello y orquesta, Op.16 (52:50)
Prière, op. 158 (1:10:01)

Octubre se va.

Y el cello con él.

Pero.

Así como octubre vuelve, volverá el cello. En octubre. O cuando fuere.

Porque no se va, entonces volverá cuando fuere.


miércoles, octubre 30, 2013

Don Franz

L'Arpeggione es una sonata en La menor de Franz Schubert.

Soy muy gustoso de presentarla aquí en la versión de los húngaros Miklós Perényi y András Schiff, en cello y piano respectivamente.






Claro.

Muy bien.

Pero el asunto es que el tal arpeggione del título tiene su historia.

Vean si no lo que veo por allí:

Corría el año 1823 cuando el luthier vienés Johann Georg Stauffer diseñó y construyó el primer arpeggione.

Era el arpeggione un instrumento de cuerda frotada, de 6 cuerdas, organizado y afinado como una guitarra, pero con estructura similar a la del violonchelo, es decir, un instrumento muy emparentado con la viola da gamba, que ya estaba en desuso en la época, instrumento que tiene también seis cuerdas, aunque la forma en sí del arpeggione se parece más a la de los laúdes medievales… Su inventor lo llamó “arpeggione” porque se supone que estaba especialmente dotado para producir arpegios, debido a su guitarrística afinación.

El caso es que el instrumento gozó de un cierto favor del público vienés… durante seis u ocho años, quizá diez, pasados los cuales pasó a ser un instrumento olvidado, una curiosidad más en la larga lista de olvidados instrumentos musicales que una vez fueron y luego… no fueron. Pero durante esos años, y tras las oportunas presentaciones de las posibilidades del nuevo instrumento, algún compositor se lanzó a componer obras para este él, entre ellos nuestro Franz Peter Schubert, que ya era por entonces un compositor de cierta fama, aunque tampoco es que tuviera ni la milésima parte de la fama que tiene ahora. Hay quien dice que fue el propio inventor, Johann Georg Stauffer, quien encargó la obra para promocionar su criatura, y hay quien piensa que en realidad quien la encargó fue Vincenz Schuster, un amigo del propio Schubert y virtuoso del arpeggione, para su lucimiento personal.

El caso es que Schubert compuso (y se supone que cobró de algún modo) la obra en 1824, quizá se ejecutaría alguna que otra vez entre amigos o en representaciones privadas… y nunca se publicó en vida del compositor. Cuando esta sonata por fin vio la luz, en 1871 (nada menos que 43 años tras la muerte de Schubert), el arpeggione no sólo había perdido todo favor por parte del público, sino que había caído completamente en el olvido… donde sigue. De hecho deben quedar, en no se sabe qué estado, uno o dos arpeggiones olvidados en algún museo de los horrores musicales, que quizá se salvaron de la quema porque eran bastante decorativos, supongo, así que ahora nadie sabe cómo sonaba esta obra ejecutada con el instrumento para el que fue concebido.



lunes, octubre 28, 2013

Don Ludovico

Si me preguntaran, yo diría que uno bien puede pasarse unas dos horas oyendo lo que Ludwig van Beethoven tiene para decir al respecto con sus sonatas.

Al menos, lo que el cello de Mstislav Rostropovich y el piano de Sviatoslav Richter dicen que él dice.






La grabación es en Edimburgo, en 1964, en vivo. El sonido es impecable, a mi gusto.



domingo, octubre 27, 2013

Don Andrea

Un día, allá por 1720 y tantos, nada menos que don Antonio Caldara, que estaba en Mantua, oyó tocar con admiración al joven Andrea Zani y lo invitó a acompañarlo a Viena.

Allí, Andrea hizo y ejecutó música para los Habsburgo durante algo menos de 10 años. Muerto Caldara, que era su protector y auspiciante, Zani volvió a su pueblo natal y allí se quedó otros casi 20 años hasta que al volcar el carruaje en el que viajaba, murió, en 1757.

No es vasta su obra y mucha recién va encontrándose en bibliotecas y otros recervorios.

Hasta no hace mucho, no se conocían sus doce conciertos para cello y, de hecho, este registro que dejo es de 2012. Ejecuta Martin Rummel al cello, con la orquesta de Die Kölner Akademie.





sábado, octubre 26, 2013

Guitarra /3

Ahora, en esta madrugada norteña en la que estoy, veo cómo se va yendo el tiempo que me va a llevar al sur otra vez en unas horas.

Aquí, mansamente, pasaron los días de unos trajines, pero no talmente solo, sino con el recuerdo manso de una guitarra y un canto que estuvieron en estas tierras y ya no están y que he visto y oído mientas anduve entre tarcos y cerros.

Y así, mismo así: mansamente, muy parecido, se me va yendo por un tiempo don Carlos Di Fulvio.




















jueves, octubre 24, 2013

Don Nicolás (ed altri signori tutti italiani)

El Ensemble 415, con la dirección de la suiza Chiara Banchini, y bajo el ajustado título de Concerti Napoletani per Violoncello, grabó en 2005 este ramillete que dejo aquí. Gaetano Nasillo es el cellista.




Los autores, por orden de aparición, son los que quedan más abajo. Todos ilustrísimos napolitanos, por cierto, y del XVIII, aunque Sabatino por poco casi llega al XIX.

Nicola Fiorenza en Fa mayor, para cello, violín y continuo
Nicola Porpora en Sol mayor, para cello, cuerdas y continuo (15:10)
Leonardo Leo en La mayor, para cello (33:40)
Nicola Fiorenza en la menor, para cello, violines y continuo (46:21)
Nicola Sabatino, solo para cello con dos violines y continuo en Sol mayor (56:16)

(Se indican allí los minutos en que pueden ubicarse las piezas.)



martes, octubre 22, 2013

Don Maximiliano


Del bávaro Max Reger, (en realidad, Johann Baptist Joseph Maximilian) queda aquí completa la Suite para cello solo, op. 131. El cellista es Hans Zentgraf.

Reger murió en 1916 de un infarto, muy joven, cerca de los 45 años. Sin embargo escribió mucha y variada música (de todo, dicen, menos ópera, fíjese, pese a la época).










domingo, octubre 20, 2013

Doña Matilde




Por esta vez, me van a tener que perdonar.

Este intermezzo va sin sonido.

A no ser que, como me pasa ahora, oigan lo que se ve.


Ella es Matilde.

Tenía que elegir un instrumento y, por las suyas, eligió el cello.

Hace unos días, invitó a su primer "concierto".


Y fui, cómo no.


Es Matilde. Y eso es un cello.


Cómo no.



Guitarra /2

Sigue en lo suyo don Carlos Di Fulvio.

Y, sí.

Porque siempre hay tiempo para una guitarra.

Tiene que haber.


viernes, octubre 18, 2013

Guitarra



¿Cómo que si habrá tiempo para una buena guitarra?

¿La de Carlos Di Fulvio? Ni más ni menos...

Faltaba más...

Este tiempo y muchos tiempos. Para una buena guitarra siempre hay.











miércoles, octubre 16, 2013

Don Sergio

Y este señor cellista se llama Mstistav Rostropovich que, con el señor Alexander Dedukhin al piano, trae al tan ruso Sergio Rachmaninov en su sonata para cello en sol menor, op. 19.






lunes, octubre 14, 2013

Don Francisco

Virtuoso del violín, y dicen que un brillante teórico, Francesco Geminiani era tenido -según los eruditos ingleses- por un compositor negligente. Allá ellos.

Dicen también que algunos de sus alumnos lo llamaban Il Furibondo por sus ritmos como alocados. Pero hay que tener en cuenta que vivió 75 años, y casi todos en el amanerado siglo XVIII, que puede que haya sido muy impresionable ante los arrestos de don Francisco.

Vivió muchos años en Inglaterra y allí murió cuando, a la vuelta de un viaje a Irlanda, se enteró de que un sirviente le había robado unas partituras en las que había trabajado asaz.

El Opus 5 de sus obras son 6 sonatas para cello y bajo continuo.

Ahora. el cellista es el holandés Jaap ter Linden.

Aquí quedan.




En una primera versión de esta entrada era otro el intérprete, pero hube de cambiarlo porque la grabación tenía fallas.

Para resarcir la molestia, dejo como bonus track estos Tres aires escoceses, del mismo Geminiani.






sábado, octubre 12, 2013

Zena



Zena o Xena es Génova, en xeneize, claro.

Trallalero es un modo de canto en coro, típico de allí. Trallaleri son los que lo cantan.

Esta de aquí es una canción genovesa de ruego a la Virgen de los Pescadores.

La canción es tan conmovedora como puede serlo un canto de ese tipo.

Las imágenes del mar y los puertos y las redes valen el homenaje.

A los genoveses.

Porque son genoveses.

Como Cristóbal Colón.



viernes, octubre 11, 2013

Doña


Porque ahora no es cuestión de los compositores, sino de la intérprete: la inglesa Jacqueline du Pré.

Su historia es breve, novelesca, apasionada y terrible.

Por ejemplo, hay que elegir versiones de sus interpretaciones anteriores a 1971. A esa altura tenía sólo 26 años y se vio afectada por una esclerosis múltiple, de lo que moriría en 1987. En 1973 dejó de tocar en público.

Se casó con Daniel Baremboim en 1967 y el matrimonio duró algunos pocos años. No sé si su historia de amor fue feliz. Tocando juntos, hicieron historia.

En otras partes de esta bitácora hay muestras del talento de esta joven inglesa. Aquí queda ahora una breve antología.


El concierto para cello en Do mayor, de Joseph Haydn.



Con Baremboim, una sonata N° 2 en Fa mayor para piano y cello, de Johannes Brahms.



Un trío para piano, violín y cello en Re mayor, op. 70 N° 1, de Ludwig van Beethoven. El violín es Pinchas Zuckerman.



Del romántico alemán Max Bruch, Kol nidrei, op. 47, una obra de sus últimos años de él, sobre melodías hebreas (por alguna razón ignota para mí, en esta versión algunas de las imágenes son de Sevilla...)



Al fin, dicen que su ejecución del concierto de Elgar, en 1965, con la orquesta BBCSO dirigida por John Barbirolli, es insuperable. Dejo la primera parte, a ver si es cierto.




Se sabe que su bonito cello Stradivarius Davidov 1712 fue a dar al cellista Yo-Yo Ma. Dicen que alguien pagó un millón de libras y se lo prestó. No lo sé. Y no me importa: está en buenas manos.



jueves, octubre 10, 2013

Dones

Don Antonín y Don Eduardo.

Un checo interpretado por un inglés y un inglés interpretado por un letón.

El instrumento es obvio, por ahora.


El inglés Steven Isserlis al cello y el concierto en si menor, op. 104, de Antonín Dvořák.



El letón Mischa Maisky al cello y el concierto en mi menor, Op.85, de Edward Elgar.




¿Usted creía que con Rumania se terminaba el cello?

¿Sabe cuánto tiempo de cello falta todavía?


Octubre: así de tiempo falta.



miércoles, octubre 09, 2013

 


Me decían ayer que me quedé enredado.


Y no es verdad.

Que si lo fuera, o así hubiera sido, lo admitiría sin pena.

Pero no es verdad.

Y no me molestaría en absoluto si fueran las cuerdas del cello las que me hubieran enredado.

(Porque es por el cello que me lo decían, eso se sabe...)


Pero no es verdad.


Y fíjese que, entre cello y cello, hasta tuve tiempo de sobra para oír a Tudor Gheorghe, el rumano.






¿Ve?

Tiempo hay para todo.

Y cada día tiene su afán.




martes, octubre 08, 2013

Don Luis

Para los italianos es Ridolfo Luigi Boccherini. Y era toscano de Lucca. Para el resto, Boccherini, sin más.

Su enorme ventaja es que él mismo era cellista virtuoso.

Muy creativo, inventó casi de la nada el quinteto de cuerdas en una época racionalista -murió en 1805- en la que el cuarteto era lo que cuadraba. Dicen que es el más prolífico de los compositores italianos y el catálogo de sus obras todavía trae problemas.

Vivió muchos años en España y allí murió y fue enterrado.

Hasta que, en 1927, Benito Mussolini lo repatrió a Lucca. Sus restos están ahora en la iglesia de San Francisco.

En otra de esas parrafadas de gourmet, dicen por allí que pese a ser audaz en sus creaciones y talentoso, nunca dejó del todo el estilo galante, típico de aquel siglo XVIII.

No les hagan mucho caso y disfruten estos 12 conciertos.

El cello -claro: 12 conciertos para cello..., ¿qué otra cosa?- está a cargo del lituano David Geringas.








sábado, octubre 05, 2013

Don Juan

Más denso, claro.

Venecia es una cosa. Y otra cosa es Köthen, en Sajonia-Anhalt.

Se supone que don Juan Bach compuso allí estas 6 suites entre 1717 y 1723, tiempo en el que sirvió al príncipe Leopoldo.

Es otra cosa. Pero, ah..., es cello, por cierto.

Pero es otra cosa.

Sublimes. Y otra cosa.


Qué quiere que le diga.  Un detalle al pasar, nada más.

Fíjese: de la suite número 6, en re mayor, por ejemplo (está a 1:43:29), se dicen cosas como esto:
El extensísimo preludio (12/8) que, a pesar de su longitud, no deja en ningún momento de sorprender y maravillar, está lleno de efectos "bariolage" y de una incesante figuración en corcheas que se ve interrumpida por unos brillantes pasajes de arpegios ascendentes y descendentes, pasajes que darán otra vez paso a una nueva secuencia de "bariolage"; más tarde, unos secos acordes en corchea y dos silencios prepararán el final de este rebosante de imaginación y triunfal preludio. No debe dejarse de mencionar los recursos de eco mediante el empleo del forte y piano. Lo que más sorprende de la allemande (4/4), fuera de consideraciones tonales, es su sobrecargada figuración; semicorcheas, fusas y semifusas se suceden en esta introspectiva y rica en modulaciones allemande. Se puede convertir en uno de los movimientos de las suites más ásperos para el oyente si no percibe todas sus sutilezas tonales. Sin embargo la courante (3/4), con sus veloces escalas de semicorchea combinadas con figuraciones de corchea y dos semicorcheas da la impresión de ser un movimiento de transición espontáneo sin grandes pretensiones. La sarabande (3/2), de carácter bucólico en comparación con la anterior, está casi toda construida en dobles cuerdas, y es particularmente destacable la serie de sextas que se suceden en la segunda parte. La primera gavotte (2/2) hace pensar inmediatamente en la gavotte en rondeau de la partita para violín solo BWV 1006. La segunda gavotte (2/2) tiene como característica fundamental una bellísima secuencia de "musette" con nota pedal en re, que recordaría a aquella de la gigue de la tercera suite.La gigue (6/8) es una pieza digna de terminar la suite y toda la serie. Parece una auténtica música "de chasse". Sus variedades sonoras y las posibilidades que saca J.S. Bach al violoncelo hacen de esta gigue una de las más bellas piezas de la serie de suites.
No sé, mire. Será verdad. Pero...

Siempre me parece un poco fraudulento ese lenguaje. O pavote. Y sé que es mi ignorancia.

Pero me suena como si viniera un tipo de una comida sabrosa y exquisita y, exultante, lo abordara a uno para decirle, casi con lágrimas en los ojos, que pudo discernir el peso específico de los elementos que componen las moléculas de los ingredientes de cada plato...


Mejor es oír esta versión del diestro Yo-Yo Ma.








jueves, octubre 03, 2013

Don Antonio

Conversé unas cuatro horas con don Antonio Vivaldi.

Sobre el cello, claro.

Le hice miles de preguntas.

No podría decir todo lo que me dijo.

Cuatro horas son cuatro horas.


Y el cello es el cello.


Pero.

Alguien, piadosamente, se tomó su trabajo y me ahorro el mío.







miércoles, octubre 02, 2013

Cuando la mar, la mar



Es cosa de tener paciencia.

Si uno pasa rápido por esos parajes, se pierde una que otra cosa.

Como ocurre con Cecilia Todd o con Soledad Bravo, voces de Venezuela. Bien conocidas ambas, y desde hace varias décadas.

Nada demasiado difícil: es cosa de saltearse los panfletos -después bolivarianos, antes guerrilleros o cosas así- y quedan algunas buenas voces -que ya tienen- haciendo sencillas y sentidas músicas venezolanas.

Es cosa de tener paciencia.


De Cecilia Todd, puede uno llevarse esto:

1. Cuando la mar, la mar
2. El Niño Jesús petareño
3. El Nacimiento
4. ¡Ah, malhaya un trotecito!
5. Canto de ordeño

De Soledad Bravo, estotro:

1. Galerón
2. Malagueña
3. Otra Malagueña (Siempre son versos tradicionales, habitualmente anónimos. Algunos vienen de la isla Margarita)
4. Tonadas de ordeño
5. Ven, amor mío (el famoso soneto de Rafael Alberti, del que se habló en otra parte)


Suficiente, por ahora.