viernes, agosto 31, 2012

Soy fado


De algún modo, uno es también las cosas que admira y ama. Por eso se es fado, de algún modo, si uno ama y admira esta música.

Y agosto se termina: eso también importa, no vaya a creer. Porque si agosto al fin pasa, llega septiembre, que siempre es el final de algo y el principio de otro tanto.

Que un mismo mes contenga a la vez el extremo duro de un invierno y la alegría de la primavera, es algo que hay que mirar y ver.

Y nada mejor que empezar septiembre oyendo fado, mientras está uno mirando eso mismo en septiembre que se parece tanto al fado.


Entonces, ilustrémonos en estas cosas e invitemos a Mariza para que cante Desejos vãos, Montras, Transparente, Quando me sinto só, O siléncio da guitarra, Duas lágrimas do orvalho, Fado tordo y Fado portugués de nos.

Y para quien quiera saber algo más, le queda Hay una música del pueblo, que la niña canta aquí con el flamenco José Mercé.

Y así pasa uno, pasa el tiempo y pasa una estela de fado.


Como si fuera un regalo, diría.


miércoles, agosto 29, 2012

Noi



-  Noi? Chi?

-  Ma come chi? Noi...

Y entonces, allí mismo, el mundo se divide en dos.

Están los que pueden oír, sin explicaciones (y no estoy hablando de la lengua...), a Francesco De Gregori cantando Buonanotte fiorellino o Pezzi di vetro; a Bruno Lauzi con La donna del sud, a Eugenio Finardi si canta Favola o Mezzaluna; a Jovanotti con Bella; a Fabrizio De André en Don Raffae'; a Gabriella Ferri diciendo Guapparia; a Carmen Corona en la napolitana Sti ccanzone o al boloñés Francesco Guccini en Cirano o Scirocco. Y tan contentos...

Y están los que no. Y eso no tiene arreglo.

Ahora, si llega Ornella Vanoni y canta, por ejemplo, Gli amori finiti y usted no se dio cuenta todavía de lo que está oyendo, yo nada puedo hacer. Tal vez le quede, a pesar de todo, entender por qué no entendió.

Y no me haga hablar...


domingo, agosto 26, 2012

Que te vaya bonito


Dicen que una vez Chavela Vargas dijo que era mitad sangre, mitad tequila porque se había tomado 45.000 litros del licor mexicano. Como dicen que era la inseparable compañera de parrandas de cantina de José Alfredo Jiménez y que fue a su velorio completamente borracha, llorando y cantando sus canciones, muchas de las cuales grabó.

José Alfredo murió a los 47 de cirrosis, en 1973; ella a los 93 -hace poco, a principios de este agosto- y durante los últimos 20 años de su vida dicen que no probó ni una gota de alcohol.

Dejo aquí algunas de las canciones que cantó en los más de 80 discos que grabó.

Muchas son de José Alfredo: Tu recuerdo y yo, La enorme distancia, Vámonos o Que te vaya bonito.

Otras son de autores varios como Esta tristeza mía, Te amaré, vida mía, Rayando el sol o Lamento borincano.

El día que me dijiste la compuso ella misma.

Los ejes de mi carreta, en su versión, va de regalo.


lunes, agosto 20, 2012

Cinq trois deux



Podría pasar, por ejemplo, que no le gustara Jacques Brel, Georges Brassens o Jean Ferrat. Rien à dire: si no le gustan, qué remedio. Su razón tendrá.

O que no le gustaran estas canciones que van a aparecer aquí, por el tema, la melodía, la letra. Rien à dire: si no le gustan, qué remedio. Su razón tendrá.

O que no le gustara oír cantar en francés, o esta época de la canción francesa, o... Rien à dire: si no le gusta, qué remedio. Su razón tendrá.

Y no crea que no entiendo. En este caso, estos tres muchachos un poco revoltosos son. Y lo franceses..., bueno: hay de todo, no hay que exagerar.

Pero, al menos, podrá parcticar la pronunciación. Digo, al menos, siquiera eso. Mal no le va a venir. Después podrá oír con más gusto a Baudelaire, o a Troyes o a Eleonor o María. Allá usted.

Mientras lo piensa y ve qué hacer, Jacques Brel cantará cinco asuntos: La ville s'endormait, Avec élégance, Voir un ami pleurer, L'amour est mort y Vesoul.

Lo acompaña como invitado Jean Ferrat, que cantará tres: Tu aurai pu vivre encore un peu, On ne voit pas le temps passer y Les oiseaux déguisés. Y Georges Brassens, que pasó y se quedó un rato, canta dos: Hécatombe y Auprès de mon arbre.


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Con deferencia, Juan Ignacio me señaló un error técnico en Avec élégance, que ya rectifiqué. Como retribución, creo que es justo que le quede Les passantes, de George Brassens.

viernes, agosto 17, 2012

Furtuna

O bàrbara furtuna, sorte ingrata!
À tutti ci ammollisce u cor' in pettu
pensendu à quella libertà passata.

Hè pur ghjunse quellu ghjornu, di funestu,
d'abbandunà i piacè per li turmenti,
O Diu! Chè tristu ghjornu, fù per mè questu!

Addiu Corsica, madre tantu amata,
nel separar di tè senza ritornu,
more chè mor nell'alma di l'esiliatu,
more chè mor nell'alma scunsulata.
Así dice una paghjella tradicional de Córcega, con estos versos que cantan el dolor del que abandona la patria, del exiliado o el dolor del que la ha perdido, tema recurrente, claro, en la música corsa. Y lo hace con ese canto polifónico tan difícil y tan impresionante, que tanto me gusta y que por eso mismo traigo otra vez.

De allí, de esos versos, tomó su nombre el cuarteto corso Barbara Furtuna, que en estos tiempos tiene gran repercusión en la música mediterránea, y más lejos aún.

Queda aquí una muestra de lo que hacen: su versión de O Barbara Furtuna, en primer lugar, por supuesto. Y después, Stammi viccine, Lamentu chì ti cerca, Anghjulina, o los versos de U lamnetu di Cursichella, nombre coloquial y cariñoso que los corsos le dan a su isla; en esta última aparece un canadiense Ensemble Constantinople, que investiga e interpreta música medieval y renacentista, del Mediterráneo y del Cercano Oriente.

Siempre al modo corso, hasta hay unos versículos del capítulo 19 del Libro de Job en Miseremini mei y, más raro todavía, T'Chemo, una canción patriótica georgiana en su idioma original, que tiene tanta melancolía por la desgracia de la patria como esperanza en su resurrección.  

Para el final, también con el Ensemble y en una versión mixta, Diu vi salvi Regina, un poema de fines del XVII que en XVIII se volvió el emblema e himno de la independencia corsa, por cierto que hasta nuestros días, razón por la cual, todos los corsos que cantan en público cosas de la isla, la tienen en su repertorio.
Diu vi salvi Regina
è Madre universale
per cui favor si sale
al Paradisu.
Voi siete gioa è risu
di tutti i scunsulati,
di tutti i tribulatti
unica speme.
À voi sospira è geme
il nostru afflitu core
in un mar' di dolore
è d'amarezza.
Maria, mar' di dolcezza,
i vostri ochji pietosi
materni ed amorosi
à noi volgete.
Noi miseri accogliete
nel vostru santu velu
il vostru figliu in celu
à noi mostrate.
Gradite ed ascultate,
Ô vergine Maria
dolce è clemente è pia,
gli affleti nostri accogliete.
Voi da i nemici nostri
à noi date vitoria
è poi l'eterna gloria
in Paradisu.
Y sí, una especie de Salve como himno de paz y guerra.

Cosas de Il Mare...


domingo, agosto 12, 2012

Sole



Mientras estaba en mis asuntos, inundación afuera y papeles adentro, me sentaba frente al ventanal de la cueva y miraba llover, tenue o furiosamente, el viento, el cielo revuelto y gris, relámpagos.

No recuerdo cuándo, tal vez el segundo día del vendaval, hice que Roberto Murolo se sentara en un rincón exiguo, guitarra en mano, y me llevara al sol de Nápoles. Y no porque la lluvia no me guste, al contrario.

Resultó un contraste sugestivo, con lo mejor, creo, de dos paisajes tan distintos para los ojos y el corazón.

Dejo una selección de la cantata de Murolo. Tal vez le sirve a alguien en las mismas circunstancias.

Pero si pasa que allí donde pueda oírlo no llegara a llover y no volviera a llover jamás, no le hace, créame.

El camino para llegar Nápoles y a lu mare, il sole, le barchette, empieza y pasa por aquí: Razziella, Si tu Nenna m'amave aut'anno, Cannetella, A primmavera, Consiglio a 'na figliola, Lu primm'ammore, A serenate 'e Pulicenella, E palumme, Funtana all'ombra, Zampugnaro 'nnammurato, Ncopp'a ll'onna, Tiempe belle 'e 'na vota.


jueves, agosto 09, 2012

Lara



Del mexicano Agustín Lara casi todo el mundo ha cantado algo y muchos, mucho.

Oía sus canciones cuando chico porque a mi padre le caían muy bien y las hacía con gran gusto. Y, en realidad, como ahora, cualquiera de sus temas y su misma interpretación siempre me han hecho recordar la voz o el silbido de mi padre.

Repasándolo en estos días, se me hace que las interpretaciones de sus propios temas son poco menos que impecables, a mi sabor. Y que -Perogrullo dixit- pocos saben darle a lo suyo lo que él le da cuando lo interpreta.

Por supuesto que están las cosas tan conocidas como Noche de ronda, Solamente una vez o Piensa en mí.

Pero también otras menos fatigadas como Farolito, Tengo celos, Siempre te vas, Cerca o Golondrina.

Entre sus más de 370 canciones, hasta unos cuantos tangos compuso y canta, como Arráncame la vida o Carita de cielo.

Lo oigo ahora y aunque sé que su vida no puede ser más distante y diversa que la de Cole Porter, contemporáneo casi estricto de Lara, me parece sin embargo que puede encontrarse cierto parentesco en la inspiración y en la dicción de ambos y hasta en las melodías.

Pero yo no sé mucho de esas cosas, así que no hay que tomarlo muy seriamente.

lunes, agosto 06, 2012

Colombú



Y ahora, peguemos la vuelta y nos vamos volviendo.

Pero arrancamos en Colombia y no nos vamos de aquí sin pasar por la Provincia y Valledupar.

Y de allí se trae uno a las viejas glorias como Alejo Durán con su Alicia Adorada o El Mejoral. También Fidelina, que es de don Alejo pero que aquí canta Moisés Angulo. O La lira de don Francisco Pancho Rada.

No vaya a salir del Valle, y esto corre por mi cuenta, sin traerse Décimas, La hamaca grande, Lirio rojo, El canté, Volver al valle o La cañaguatera, todo en la voz de Carlos Vives, que hace muy bien esas cosas de allá y menos bien cuando se pone a otras cosas.

Si ya llegó a Ecuador, quédese un momento oyendo a Las hermanas Mendoza Saguarima (nombre artístico de Maruja y Amelia), que hacen esta colección de sanjuanitos ecuatorianos, como los hacían antaño.

Cuando esté de vuelta en el Perú, si baja por Arequipa, tal vez oirá El silencio, este yaraví melancólico que acompaña Nery García Zárate.

Si llegó por fin a Lima, asómese al pasar por la ventana de una casa y oirá unas marineras y resbalosas, como A la mar fui por naranjas, con su resabio de romance.


Largo el viaje, sí.

Repose, cumpa, entonces.

Y hágame caso: búsquese un bonito balcón, sírvase un vino que atardece y oiga sonar Viva el Perú y sereno, el valsecito que canta Alicia Maguiña.


domingo, agosto 05, 2012

Perombia


Es así.

Si uno anda de una parte a otra por el oeste de América, de Perú a Colombia, muchas cosas lindas va a encontrar. Lindas o graciosas o significativas, según se vea (y según los gustos...)

Es posible hacer ese ejercicio más de una vez, en las dos direcciones, y siempre se hará uno de algo que le valga. Hasta pasando por el Ecuador, yo diría, se lleva uno algo para el viaje.

Si está en Perú, por ejemplo, puede oír cosas de Arequipa como este curioso yaravi Palomita, adónde vaís, yaraví tradicional, y tristón como debe ser, pero aquí en una versión de violines que no es canónica.

O mezclarse con Nicomedes Santa Cruz y sus marineras y otros ritmos de Lima, como en Mándame quitar la vida, o en sus músicas de negros, como A mí no me cumbé.

Una rareza también es la versión de María Dolores Pradera y un conjunto canario de esta melodía tradicional, Palmero sube a la palma, que recorre ambos lados del Atlántico -y el medio del mar, como en este caso- y que va de España a Perú, pasando por varios sitios americanos.

Para recordar a la señora de las verduras, dejo esta versión radiofónica de Marineras, resbalosas y fugas de Lima que hace el Conjunto Tradición limeña, para que se vea que las radios sí pasan sus folklores... allá.

Así, de repente, va uno camino a Colombia y en eso que está llegando ya oye sones del requinto tiple. Y lo sonoros que son los nombres de los ritmos que se hacen con el instrumento: bambucos, torbellinos, guabinas, pasillos...

Entonces, para el caso, están los Ariza, varios virtuosos del mismo apellido, que desde hace mucho se lucen con esas 12 ó 10 cuerdas de la pequeña como guitarrica.

Así don Eugenio Ariza con El Tureño. O Jorge, un su sobrino lejano, con Los esteros del Camajuan o Mariquiteña.

Más reciente es Juan Eulogio Mesa que hace Entre Sagamoso y Vélez.

Todas ellas músicas, según dicen, más bien de Santander o Boyacá.

Y con esto dicho, que no es todo, nos estamos volviendo a ver, Dios primero.

jueves, agosto 02, 2012

Peruanita bonita

La cuestión viene con prólogo e historia.

Es peruana -ella y toda la familia que no sé dónde termina- la buena mujer que me vende las frutas y las verduras y especias, huevos y miel.

Buena y sufrida mujer que se ríe de nomás verme entrar al grito de ¡Salud, Perú...!, a lo que sigue toda suerte de bromas cruzadas que se matizan con gravedades de la vida, ocultas tras las pullas, y que hacen de mi colección de acelgas y pomelos, de berenjenas, manzanas y puerros, un festival.

Cierta vez, no hace tanto, el sujeto se puso serio y desde la otra punta del salón de ventas encaró al mostrador.
- Atiéndame, señora: a ver si me explica qué son esas letras de cumbias con las que me está martirizando desde que vengo llegando...
Nomás eso y con media vuelta imperial ordena a una chiquilla que le hace de dependiente: A ver m'hijita, cambie la radio.

Y nos pusimos ipso facto a hablar de músicas y de las populares, especialmente. Y las letras esto y las músicas esto otro.  En el carrito a tiro, impacientes, unas naranjas de ombligo y unas cebollas tintas me miraban como miran las mujeres a los maridos cuando se demoran conversando con el mecánico...
- Pero, doña, póngame música del Perú, por caridad, tan linda que es.
- ¿Conoce?
- Pero, claro, mujer...
Y que esto y aquello. Y que marineras y resbalosas, que Ayacucho y sus guitarras y los andinos y los negros de Nicomedes y los valses, claro que sí..., y así.

Las cebollas, mudas, cabeceaban ya un sueño inquieto con la espera. Las naranjas, en cambio, habían entrecerrado sus ombligos, ceñudas y furiosas, bufando.
- Lo que pasa, don, es que tengo solamente la radio y de eso no hay.
- Malhaya con las radios, mire. ¿Y los dejan así, tan lejos del Imperio (siempre le digo el Imperio, a lo Belgrano, cuando me refiero al Perú, y sonríe oronda...) y sin música y con solamente esa música infame, que ni cumbia es...? ¡Qué vergüenza los paisanos, doña...! No tener una radiecita para sus músicas, como tienen los paraguayos, que tienen  varias...
- De veras, ¿no? Y lo de la cumbia que dice...
- ¡Pero si no es! ¿Oyó las cumbias-cumbias? Las de Colombia digo. Tan graciosas y bien compuestas muchas. Populares, claro, populares... Sabandijas malparidos, vea, como si el pueblo tenemos que ser esa porquería de cosa de las cumbias de acá que si no no somos pueblo...
- ¿Y por qué no me trae de esa otra música? Le digo al chico a ver que consiga un aparato y paso eso...
- Y sí, le vuá traer, qué tanto... Si no la pasa acá, la pasa en la casa y se alegran el día, recordando el Imperio... y así vamos viendo cómo suenan las cosas de verdad en otras partes.

Las cebollas se sobresaltaron cuando el sujeto retomó la ronda de las hortalizas y el carrito arrancó con energía. Las naranjas, como penitencia a la impaciencia, quedaron sepultadas, ahogadas por un anco, tomates, una planta de albahaca y verdeo. Bien hecho.

Y en eso ando, de tanto en tanto desde entonces: colectándole músicas de un lado y otro para regalarle a la buena mujer, condenada espero que no por mucho tiempo a la cumbia bastarda.

Por ejemplo músicas suyas de ella, como estas tres de Alicia Maguiña, algunas con Oscar Avilés a la guitarra, Inocente amor, Celos y Nostalgia. O El pecho se me ha cerrado, de la misma con Los Morochucos.

Como que también por ahí anda la sutil Pilar de la Hoz que dice el huayno Cómo he de vivir sin ti, o el vals Pobre corazón, con aire de jazz en la voz.

Y está Lucila Campos, claro, haciendo Peruanita bonita.

Pero hay más. Bastante.

Y aunque no deje aquí todo lo que hay, falta todavía lo que ya vendrá.